Para un traductor, el desafío que conlleva entregar una traducción precisa no es traducir el texto de manera literal, palabra por palabra, sino editar el texto para adaptarlo al idioma de destino. Por lo tanto, un traductor que trabaja del francés al inglés no enfrenta los mismos desafíos que un traductor del inglés al francés. Por ejemplo, las palabras se pueden interpretar de manera diferente en distintos idiomas, y también hay que tener en cuenta la forma en que el lector esperará ver determinadas palabras. Algunos ejemplos de malas traducciones para que se entretenga:
Salón de cócteles, Noruega: «Se solicita que las mujeres no tengan hijos en el bar»
En un zoológico de Budapest: «NO ALIMENTE A LOS ANIMALES. Si tiene comida apta, désela al guardia de turno»
Folleto de alquiler de autos, Tokio: «Cuando aparezca un pasajero de a pie, suene la bocina. Toque la bocina de forma melodiosa al principio, pero si le sigue obstaculizando el paso, haga sonar la bocina con fuerza»
Norma y reglamentos de un hotel de Tokio: «Se solicita que los huéspedes NO fumen o tengan otros comportamientos desagradables en la cama»
Debería quedar claro que necesita un profesional para garantizar que su texto traducido transmita el mensaje deseado.